Fe y negocios

sábado, 25 de julio de 2009

Hoy, 25 de Julio, es el día de Galicia, y siendo yo gallega no podía dejarlo pasar. Y que conste que no me siento especial por haber nacido allí, ni soy patriota ni me importa un carajo la mítica distinción que hacen algunos diciendo (eu non son español, son galego, o viceversa). Una vez oí que mi profesora de filosofía decía algo sobre ser ciudadana del mundo cuando hablábamos de filosofía antigua, así me siento yo.

Prefiero aprovechar para hablaros del gran negocio que la Iglesia Católica hace con esto.
El día de Galicia no nació como algo religioso sino como un acto de afirmación de la identidad nacional, lo cual, teniendo en cuenta cómo había estado Galicia durante tantos siglos, no me parece mal en absoluto. Se hacía una misa en conmemoración a Rosalía de Castro (autora de Follas Novas, para quien no la conozca) y se celebraban diversos actos relacionados con la política y con la lengua.

El problema llegó cuando se metió la religión de por medio, y en vez del día de Galicia ahora es el día del Apóstol Santiago. Un 25 de Julio se fundó la ciudad de Santiago porque un señor que iba por el medio del monte una noche parece ser que encontró la tumba del apóstol de Jesucristo que llevaba el mismo nombre, con sus huesecillos y todo allí. Así que decidieron levantar una catedral allí y ala, ciudad fundada. Comenzó a crecer el mito y la gente empezó a acudir en masa a rezar ante la tumba del Apóstol, lo cual generó y sigue generando unos ingresos bestiales tanto para la Iglesia como para las veinte mil tiendas de souvenirs que rodean la catedral y alrededores y que probablemente estén plagadas por todo el camino.

El día de Galicia nació en el siglo XIX y el día del Apóstol en el XX, justo cuando se permitieron de nuevo las celebraciones del primero de ellos.

Lo realmente odioso es que la Iglesia haya aprovechado una vez más para forrarse a costa de los ilusos que se creen que ahí abajo, tras la nueva estructura de la catedral, hay huesos que de verdad son del Apóstol Santiago (la archidiócesis no los deja examinar con Carbono 14, así que por algo será) y de las personas honradas que solo quieren hacer una fiesta para alabar su identidad como gallegos.

Y si creeis que no están forrados, id a la catedral y abrazad al santo como es tradición. Cuando os pinchen las joyas que lleva sobre su capa de oro como me pincharon a mí, entonces hablamos.
Hoy no pongo foto porque no creo que exista una imagen que pueda ilustrar semejante desvergüenza.

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