miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tal día como hoy, en 1961, Adolf Eichmann, militar nazi, era juzgado en Israel y condenado por crímenes contra la humanidad y contra el pueblo judío.


Eichmann llegó a ser teniente-coronel de las SS y algo de él que me llama poderosamente la atención es que de pequeño era muy amigo de un chaval judío del que aprendió yiddish y hebreo, pero luego se afilió al partido nazi siendo un ferviente seguidor de las ideas antisemitas de Hitler.

Adolf Eichmann fuertemente vigilado durante su juicio en Israel

Fue el encargado del transporte de los judíos a los campos de concentración y se le consideró una persona muy meticulosa en el cumplimiento de su deber, tanto que hasta llegó más allá de lo que le habían ordenado en numerosas ocasiones. Antes de la guerra y de que se adoptase la tristemente famosa Solución Final Eichmann defendió la simple deportación de los judíos a Palestina, pero no titubeó cuando le fue ordenado trasladarlos a campos de trabajo.

Al final del conflicto fue capturado por la armada estadounidense, que le creía otra persona, y un tiempo después se fugó y estuvo escondiéndose en diversos lugares de Alemania hasta que logró escapar a Argentina trabajando allí en numerosos empleos.

A finales de los 50 el Mossad lo localiza y van a por él secuestrándolo cuando llegaba del trabajo. Es llevado a Israel, donde se le hace un impresionante juicio en el que le condenan a morir en la horca. Se retractó y se arrepintió de todo antes de morir, pero echó la culpa a los dirigentes del gobierno.

Alguien dijo de él, tiempo después: Lo más inquietante de Eichmann es que no era un monstruo, sino un ser humano. En realidad, lo triste es que es cierto.

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